viernes, 30 de marzo de 2012

LA CANCIÓN DE DOROTEA. Rosa Regás

                       
Es el único libro que he leído de Rosa Regás y, bueno, no está mal. Tampoco es que sea para un Nobel, pero es entretenido, mantiene la intriga hasta el final y en general la historia está bien contada.

La protagonista es una mujer de mediana edad, de muy buena posición social y económica, pero que se halla en una crítica etapa de su vida. Se ve irremediablemente atraída hacia un mundo que no es suyo a través de la intrigante  Adelita, la guarda de su casa de campo y así la trama se va hilvanando en torno a unos extraños acontecimientos  que vienen a ser la excusa para que ella se replantee muchos aspectos de su existencia.

Como en todas las novelas conviven en ella una gran cantidad de temas interesantes, como la relación padre e hija: En cuanto me hubiera ido […] desaparecerían la repulsión y los remordimientos por mi desapego y solo me quedaría una vaga ternura al pensar en el hombre silencioso e inmóvil, mi propio padre, cuyo recuerdo era incluso capaz de disfrutar.

Todos hemos venido al mundo a cantar una canción y yo cantaría mi canción, la mía propia, por humilde y desabrida que fuera

Pero sabía que no era la edad la que me había arrebatado la pasión, el coraje y la vida, sino que, de haberlos tenido alguna vez, habían sido la cobardía y el ansia de seguridad las que habían elegido un paisaje en el que no podía fructificar más que la rutina. Me había convertido en una criatura de la costumbre.

La lectura de este libro la he compartido con los miembros del Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Jaén y la puesta en común ha resultado muy enriquecedora.
                                                                                                                                                                  

martes, 27 de marzo de 2012

DECÁLOGO DE LA ANIMACIÓN A LA LECTURA

                                                                                                                                                                             


DECÁLOGO DE LA ANIMACIÓN A LA LECTURA

  1. Crear un ambiente que propicie el  acercamiento placentero a los libros en el seno familiar puesto que la familia es el primer y fundamental pilar de animación a la lectura.
  2. Asociar la lectura al juego y a la actividad lúdica, sobre todo en los primeros momentos. Ya en la edad adulta la lectura seguirá siendo una actividad voluntaria apta para los momentos de ocio.
  3. Escuchar, respetar y valorar positivamente las opiniones de los demás sobre sus lecturas. Alabar los logros de los niños siempre y motivarlos para avanzar.
  4.  Sugerir o recomendar lecturas, nunca imponer por obligación y mucho menos usarlas como castigo.
  5. Orientar y reconducir los gustos e intereses de los lectores hacia la literatura de calidad sin que se note demasiado.
  6. Compartir lecturas y comentar juntos los libros leídos creando un ambiente de complicidad  y confianza.
  7. Visitar frecuentemente las bibliotecas públicas y participar en las actividades que suelen organizar para fomentar el interés por la lectura.
  8. Crear expectativas a través del fomento de la conversación con los niños, y sobre todo con los adolescentes (pues suelen ser los más reacios a la lectura) sobre sus intereses, sus aficiones, su miedos y sus problemas procurando la satisfacción de su curiosidad y propiciando el intercambio de opiniones y la crítica constructiva.
  9.  Fomentar la creación de clubes de lectura que enriquecen enormemente nuestras experiencias lectoras al compartirlas socialmente.
  10. Fomentar los talleres de animación a la lectura en los centros educativos y en las bibliotecas. Es muy importante que estén monitorizados por profesionales.


lunes, 5 de marzo de 2012

MUÑECAS VIVIENTES: el regreso del sexismo. Natasha Walter

                                                                     
En este ensayo se analiza la evidencia de un cierto retroceso en la liberalización femenina relacionado con una creciente ola de hipersexualización de la cultura actual, que presiona a las mujeres a venderse como objetos de deseo en nombre de la emancipación y la libertad.
En pleno siglo XXI y con la excusa de la libre elección muchas mujeres caen en la trampa de la industria del sexo pensada y orquestada desde el punto de vista masculino y que de nuevo somete a la mujer a situaciones degradantes en su condición de ser humano. Esa libre elección en la mayoría de los casos no es tal, sino que es fruto de la no emancipación y de la necesidad económica y social.
Cada vez hay más jóvenes que consideran que es un acto de libertad, además de muy chic, el dedicarse laboralmente al mundo de la noche, a bailar medio desnudas pegadas a una barra ante un público vulgar y vociferante, dedicadas a servir copas para lo que es imprescindible un generoso escote que permita lucir el pecho siliconado. ¿Pero es eso realmente lo que libera a la mujer?
Es difícil que hoy las jóvenes se incorporen a la vida pública sin que se les juzgue más por su aspecto físico que por su competencia y capacidad.
Todo ello anima a muchas mujeres a pensar que la explotación de su cuerpo es una salida profesional a la que aspirar, que las acercará a la fama y al éxito.
Y  lo más peligroso de esta tendencia es que extiende sus hilos hasta el mundo infantil, pues el mercado del juguete está plagado de muñecas esqueléticas, vestidas y maquilladas como actrices porno, que se convierten en  modelos a imitar por nuestras niñas.