sábado, 26 de agosto de 2017

LA TÍA TULA. Miguel de Unamuno

Título: LA TÍA TULA
Autor: Miguel de Unamuno
Edición de: Carlos A. Longhurst
Editorial: Cátedra
Colección: Letras Hispánicas, 267
Fecha: 1997 (1921)
Páginas: 192
ISBN 84-376-0656-X

Y de vez en cuando, un clásico. Ya era hora de que me perdiera un rato entre las páginas de este libro del gran escritor bilbaíno, una novela que tenía pendiente de tiempos del instituto cuando nos habló de ella una de mis profesoras de Literatura, hace ya muchos años.

Pues bien, ya he conocido a Gertrudis, la tía Tula, personaje que llena toda la obra con su carácter y su enigmática forma de proceder. Todos los demás personajes giran alrededor de ella y de su deseo de ejercer la maternidad. Es una mujer compleja, como cualquier ser humano por otra parte, que elige permanecer soltera y preservar su virginidad, lo cual entra en contradicción con su deseo ferviente de ser madre. Sin embargo consigue alcanzar su meta encargándose de los hijos de su hermana Rosa y su cuñado Ramiro y también de Manuela.

Gertrudis es una mujer fuerte que se da en cuerpo y alma al cuidado de unos niños que no son suyos, que rechaza el matrimonio varias veces o más bien a los hombres en su conjunto a los que considera unos brutos, ¡hombre al fin!, suele decir ella para rebajarlos a lo más esencial del ser humano. Aquí es donde más llama la atención el comportamiento de la protagonista porque a pesar de estar enamorada de su cuñado sacrifica ese amor en pro de  una crianza de sus sobrinos pura y casta, como la califica ella, en el sentido de que no esté contaminada  con el sexo. Sólo en su lecho de muerte expresará remordimiento por haber actuado de forma tan autoritaria y disponer a su antojo de la vida de los demás.

El tema central de la novela gira en torno a la maternidad y a la virginidad. De ahí las continuas alusiones a la Virgen Madre de la que Gertrudis  se declara muy devota ¿Cómo conjugar esos dos conceptos en principio antagónicos? Hoy resultaría fácil pero en la época de la novela no era posible la fecundación sin la participación física de un varón, sin las previas relaciones sexuales. Pues bien la tía Tula lo consigue. Y además logra ser el alma de la casa, la transmisora del legado familiar por vía  materna. Otro tema éste, la importancia de la familia, muy presente en la novela y que el autor trata haciendo un paralelismo con las colmenas de abejas.

Por otra parte es curioso que Unamuno no ofrece ninguna descripción física de los personajes, ni siquiera de la protagonista de la que sólo sabemos de sus ojos tenaces o tristes. Tampoco encontramos descripciones de lugares, ni referencias espacio- temporales de ningún tipo, la historia se centra en los hechos y en las cavilaciones de la tía Tula, sin que haya nada superfluo que desvíe la atención. Éste es uno de los aspectos que hace que esta novela se pueda enmarcar dentro del concepto de nivola, término que el autor mismo inventó para diferenciar sus obras de ficción de la novela realista tan extendida desde finales del siglo XIX. Una de  las características de esta nivola es que se da prioridad a los rasgos psicológicos de los personajes sobre la descripción de la realidad exterior.

La tía Tula es sin duda una buena novela, fácil de leer, sencilla, atractiva y con abundantes diálogos. Entre sus escasas páginas pasan muchas cosas y pasan muy rápido dando lugar así a un ritmo ágil y dinámico.

Totalmente recomendable este clásico que fue publicado por primera vez en 1921 y que conserva la fuerza de un personaje central carismático y ambiguo que se sale de la obra y cautiva al lector para bien o para mal desde el primer momento.

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